Casa FOA 2008 - Espacio Nº 40 "Reflejos"
Premio Mercedes Malbran de Campos
-1a. Mención de Paisajismo: espacio N°40,
Reflejos, de María Serigos, Mercedes Molina, Florencia López y el arquitecto Alberto Danczinger:
"El jardín nace de la necesidad del hombre de protegerse del entorno hostil, alimentarse y sanarse. Los antiguos encerraron el agua en acequias y fuentes, cultivaron plantas olorosas, comestibles y medicinales. En Reflejos sinteticé el poder vital del agua, y convoqué para ello a otras dos paisajistas y a un arquitecto, que aportan sus valiosas especializaciones, para lograr un espacio acuático plantado en forma lineal con plantas autóctonas o aclimatadas en el Delta, que se hacen curvas y ondulantes, creando la idea del infinito, de calma y contemplación.
"Un despojado espacio de tierra, se torna en una lengua de terreno plantada con aloes y agaves, elegidos por sus propiedades curativas y su importancia como almacenadores del agua. El agua en movimiento, con su poder revitalizador y purificador, toma forma a través de una línea sonora de Flowforms, que contrasta con pantallas muy etéreas de plantas epifitas. Cruza el espacio un puente-sendero diseñado en madera y acero casi traslúcido, que permite su recorrido y la contemplación detallada de todo el espacio. Imaginamos este jardín como integrador del hombre y su entorno natural.
Un sitio de plenitud y armonía, para solaz de su alma. Es en definitiva el agua, en sus diferentes manifestaciones, la responsable del impacto emocional que en cada visitante genere este espacio."
-1a. Mención de Paisajismo: espacio N°40,
Reflejos, de María Serigos, Mercedes Molina, Florencia López y el arquitecto Alberto Danczinger:
"El jardín nace de la necesidad del hombre de protegerse del entorno hostil, alimentarse y sanarse. Los antiguos encerraron el agua en acequias y fuentes, cultivaron plantas olorosas, comestibles y medicinales. En Reflejos sinteticé el poder vital del agua, y convoqué para ello a otras dos paisajistas y a un arquitecto, que aportan sus valiosas especializaciones, para lograr un espacio acuático plantado en forma lineal con plantas autóctonas o aclimatadas en el Delta, que se hacen curvas y ondulantes, creando la idea del infinito, de calma y contemplación.
"Un despojado espacio de tierra, se torna en una lengua de terreno plantada con aloes y agaves, elegidos por sus propiedades curativas y su importancia como almacenadores del agua. El agua en movimiento, con su poder revitalizador y purificador, toma forma a través de una línea sonora de Flowforms, que contrasta con pantallas muy etéreas de plantas epifitas. Cruza el espacio un puente-sendero diseñado en madera y acero casi traslúcido, que permite su recorrido y la contemplación detallada de todo el espacio. Imaginamos este jardín como integrador del hombre y su entorno natural.
Un sitio de plenitud y armonía, para solaz de su alma. Es en definitiva el agua, en sus diferentes manifestaciones, la responsable del impacto emocional que en cada visitante genere este espacio."
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