Casa en Joanopolis - Una Arquitetos
La casa fue proyectada para amigos que frecuentan la Hacienda Carambó, a dos kilómetros de distancia, donde construimos un quincho en 2002. La región es una terminación de la Sierra de la Mantiqueira, con mil metros de alto, en la divisa entre São Paulo y Minas Gerais.
El condominio de casas queda al margen de la represa de Piracaia, que integra el sistema de suministro de la capital. Cercano, el barrio del Lopo, antiguo camino de Bandeirantes y parada de troperos del siglo XIX.
Algo común de esos condominios: las casas no caben en sus lotes, ostensivas, quedan unas sobre las otras. La propuesta fue al revés: ajustarse al terreno en declive exaltando sus virtudes, protegiéndose de las construcciones cercanas, buscando una casa confortable. La operación fue realizada en cortes, con el equilibrio de los volúmenes de tierra para rellenos.
Las pantallas fueron construidas con piedras cogidas del terreno y técnica local. Se origina una línea continua que se pliega para estructurarse. Se forman así tres patios que hacen la relación con los programas de la casa, habitaciones, estar y servicios. El movimiento de los muros aleja y acerca los espacios internos.
De la calle solo se mira la torre blanca que ampara la infraestructura (cocina, hornos, chimeneas, caja de agua, calentadores) y una regla horizontal de 8×40 metros, que es la cubierta con jardín de la construcción. Tal solución garantiza una eficiente inercia térmica en un lugar con gran amplitud entre temperaturas diurnas e nocturnas.
Un primero plano, donde los coches pueden aparcar, queda en la cota intermedia entre la calle y la casa. Es de este nivel que se puede llegar al jardín de la cubierta, o bajar y pasar por un pequeño túnel que sirve de portal de entrada al patio pegado al salón de estar.
He imaginado un uso con mucha gente en actividades simultáneas - una casa en fiesta. Los espacios colectivos se disponen en torno al hogar de fuego y por hornos, separados por el volumen de la cocina. De día esos ambientes se abren completamente, transformándose en un gran balcón, y de noche se cierran, manteniendo la transparencia.
Las puertas de correr de vidrio quedan desplazadas dos metros de la fachada predominantemente norte, que coincide con las vistas lejanas, y orientadas al sur, abriéndose a los patios. En las habitaciones han sido diseñados paneles móviles de madera para oscurecer los ambientes.
Han sido respetadas las cualidades propias de los materiales. La estructura es de hormigón armado y, a pesar del largo, está toda modulada en luces de 4 metros. Además, los detalles y las especificaciones tuvieron como premisa la economía de la obra.
La casa se extiende para el segundo plano, césped, que está nivelado con la pileta. Locada en la extremidad, establece continuidad visual de sus aguas con la represa a lo lejos. La construcción de la piscina y respectivo solarium, como un anexo, alberga abajo el salón de juegos, un depósito y la casa de máquinas, que abren para el tercer plano.
La nueva plantación es una recomposición de la vegetación: Peroba-Rosa, Jequitibá, Embaúba, Aroeira, Tarumã, Acácia, Grumixaba, Carobás, Jacarandás, Ipês. Los árboles fructíferos quedaranse más cerca, de fácil alcance: Jaboticaba, Pitanga, Naranja, Limón, Granado, Acerola, Mora.
La construcción es paisaje, geografía, sitio, historia y se diluye como objeto.
El condominio de casas queda al margen de la represa de Piracaia, que integra el sistema de suministro de la capital. Cercano, el barrio del Lopo, antiguo camino de Bandeirantes y parada de troperos del siglo XIX.
Algo común de esos condominios: las casas no caben en sus lotes, ostensivas, quedan unas sobre las otras. La propuesta fue al revés: ajustarse al terreno en declive exaltando sus virtudes, protegiéndose de las construcciones cercanas, buscando una casa confortable. La operación fue realizada en cortes, con el equilibrio de los volúmenes de tierra para rellenos.
Las pantallas fueron construidas con piedras cogidas del terreno y técnica local. Se origina una línea continua que se pliega para estructurarse. Se forman así tres patios que hacen la relación con los programas de la casa, habitaciones, estar y servicios. El movimiento de los muros aleja y acerca los espacios internos.
De la calle solo se mira la torre blanca que ampara la infraestructura (cocina, hornos, chimeneas, caja de agua, calentadores) y una regla horizontal de 8×40 metros, que es la cubierta con jardín de la construcción. Tal solución garantiza una eficiente inercia térmica en un lugar con gran amplitud entre temperaturas diurnas e nocturnas.
Un primero plano, donde los coches pueden aparcar, queda en la cota intermedia entre la calle y la casa. Es de este nivel que se puede llegar al jardín de la cubierta, o bajar y pasar por un pequeño túnel que sirve de portal de entrada al patio pegado al salón de estar.
He imaginado un uso con mucha gente en actividades simultáneas - una casa en fiesta. Los espacios colectivos se disponen en torno al hogar de fuego y por hornos, separados por el volumen de la cocina. De día esos ambientes se abren completamente, transformándose en un gran balcón, y de noche se cierran, manteniendo la transparencia.
Las puertas de correr de vidrio quedan desplazadas dos metros de la fachada predominantemente norte, que coincide con las vistas lejanas, y orientadas al sur, abriéndose a los patios. En las habitaciones han sido diseñados paneles móviles de madera para oscurecer los ambientes.
Han sido respetadas las cualidades propias de los materiales. La estructura es de hormigón armado y, a pesar del largo, está toda modulada en luces de 4 metros. Además, los detalles y las especificaciones tuvieron como premisa la economía de la obra.
La casa se extiende para el segundo plano, césped, que está nivelado con la pileta. Locada en la extremidad, establece continuidad visual de sus aguas con la represa a lo lejos. La construcción de la piscina y respectivo solarium, como un anexo, alberga abajo el salón de juegos, un depósito y la casa de máquinas, que abren para el tercer plano.
La nueva plantación es una recomposición de la vegetación: Peroba-Rosa, Jequitibá, Embaúba, Aroeira, Tarumã, Acácia, Grumixaba, Carobás, Jacarandás, Ipês. Los árboles fructíferos quedaranse más cerca, de fácil alcance: Jaboticaba, Pitanga, Naranja, Limón, Granado, Acerola, Mora.
La construcción es paisaje, geografía, sitio, historia y se diluye como objeto.
Ubicación: Joanopolis, Sao Paulo, Brasil
Equipo: Cristiane Muniz, Fábio Valentim, Fernanda Barbara & Fernando Viégas
Colaboradores: Ana Paula de Castro, Jimmy Efrén Liendo Terán, José Carlos Silveira Júnior, Maria Cristina Motta, Miguel Muralha & Sílio Almeida
Constructor: Construtora Lomar
Estructura: Stec do Brasil
Paisajismo: Soma Arquitetos
Superficie terreno: 4.383m2
Superficie construida: 434m2
Año proyecto: 2005
Año construcción: 2008
Fotografía: Bebete Viégas
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