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Arquitectura Paisajista: Colorida propuesta amateur

Mención especial en la categoría amateur de los últimos premios Jardín, este espacio cuenta con más de 1000 m2 en La Cumbre, Córdoba, y fue hecho a mano con el esfuerzo de sus dueños.

Arquitectura Paisajista: Colorida propuesta amateur, arquitectura, paisajismo

Situado en La Cumbre, Córdoba, a más de mil metros sobre el nivel del mar, este jardín acompaña una casa de estilo inglés que impresiona por su belleza y magnitud. Pero el parque se desarrolla en un terreno de 7.800m² y por eso, más allá de la construcción, aparecen otros jardines, infinitos. Pircas, canteros y arbustos separan las diferentes áreas. Las hay soleadas, sombreadas, perfumadas o secretas, y sólo basta atravesar un arco o girar después de un cerco para descubrir la pluralidad de especies y de ambientaciones que pueden convivir entre las sierras.

Sus dueños y hacedores, trabajan en el jardín desde que compraron la propiedad en 1980, en total abandono. La primera tarea fue un enérgico desmonte, ya que olmos y toda clase de malezas habían formado un tupido bosquecito, ahogando por completo otras especies, como los frutales del huerto original. Se respetaron algunas acacias, lambertianas y sombra de toro, algunos frutales sobrevivientes y aguaribays, sobre todo uno de más de 100 años, ubicado a un lado del frente de la casa y que constituye el punto focal más importante de esa área. Después de la limpieza, quedó a la vista la base del jardín original: una pirca en forma de herradura, cortada al medio y con un escalón para permitir el paso hacia el fondo, que enmarca la zona de aproximadamente 300m² que forma el jardín principal. Esta herradura contiene grandes canteros, de los cuales se rescataron herbáceas, bulbos y rizomas.

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Primero fue casa de veraneo, pero hace unos cinco años es residencia permanente de la pareja, y excusa perfecta para poder tener variedades más delicadas, especialmente florales. "Cada planta fue elegida con esmero y cuidado, para ser colocada en un lugar preciso, y aprendimos con el método duro de la prueba y el error, ayudados por revistas y libros sobre jardinería", expresa la dueña.

Del portón principal se ingresa por un bosquecito de acacias, en donde hay un pintoresco y antiguo pozo cubierto de hiedras y rodeado de crinum. Hacia la derecha, cortada por un gran cantero de hortensias, rosas arbustivas inglesas, gauras, conejos y lupinos, se ve una gran extensión que supo ser una canchita de fútbol y es hoy el lugar de los árboles frutales. A la izquierda, una gran lambertiana y una línea de cotoneaster separan la casa de caseros. Un poco más adelante, dos canteros lineales de lavandas y un gran macizo de zinnias a un lado, verbenas y thulbagias del otro dan paso a la casa principal.

En la primera etapa del diseño del jardín se construyó la pileta, de tamaño proporcional al parque. Un solárium de lajas y una pirca baja la asientan en el paisaje serrano. Lavandas y más atrás, una pantalla con arbustos, como abelias, ligustrina, azareros y laurentinos. Para completar el área del jardín principal, se construyó otra pirca en arco, en donde se apoyaron hortensias y rosales.

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Todas las plantas fueron elegidas por su rusticidad y bajo mantenimiento, ya que el agua escaseaba y pasaban poco tiempo allí. Hace 5 años, cuando se instalaron casi definitivamente, comenzó la segunda etapa. En la abertura de la herradura del jardín frente a la casa, hacia el fondo, se construyó una pérgola que se cubrió con rosales trepadores y glicinas y se plantó un aster rodeado de dos cerastostigmas, como punto de interés. Un costado de la pileta fue el lugar elegido para crear una gran rosaleda en desnivel, combinando rosales arbustivos ingleses, floribundas, grandifloras e híbridas té. Los pies de los rosales están cubiertos por nepetas, verónicas, espuelas de caballero, conejos, sedum, linarias y campánulas.

En el invierno, los arum cubren el suelo desnudo. Una enorme cortadera rosa marca el ángulo más lejano. La lista de especies sería interminable, toda la casa está rodeada de canteros con diferentes tipos de flores, según la estación. El patio de la salida de la cocina fue convertido en invernadero, que también alberga las aromáticas que se usan en la cocina. La huerta, flanqueada por guindos, se construyó con forma rectangular, dividida por senderos de ladrillos, para trabajarla mejor, y está rodeada por un cerco de alambre que se ocultó con romero, lavanda, salvia y tagetes.

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En todos los canteros hay bulbos variados, como tulipanes, narcisos, nardos, liliums orientales y asiáticos que llenan de color el amplio parque en las diferentes estaciones. Otras, anuales, como petunias, linarias, amapolas rhoeas coloradas y matizadas, crecen silvestres, se resiembran y cambian de año en año.

A ambos lados de la entrada principal de la casa hay sendos "rock gardens" de dos niveles donde crecen enredaderas para perfumar la galería y los borders se llenaron también de aromas y colores. Tinajas con flores acompañan los escalones y flanquean la puerta de entrada.

Enredaderas varias cubren las otras paredes de la casa y las pircas, entre cuyas piedras crecen algunas alpinas minúsculas y helechos. Los canteros de la herradura del frente de la casa tienen ahora macizos de margaritas, rudbeckias, penstemon, liliums, tigridias, iris barbados, spuria y holándicos, crisantemos, anémonas, equináceas y hemerocalis, mezcladas con arbustos chicos, como hypericum, hortensias y coronas de novia rosadas, que van floreciendo, como en los rock gardens, sucesivamente según la estación. Últimamente también agregaron lupinos y alceas de semillas recolectadas en el sur de nuestro país.

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Incontables canteros, suaves desniveles que proponen un recorrido entre la vasta variedad de árboles, arbustos o flores, pircas y pérgolas que sostienen o dan marco a la profusa vegetación. Una pareja de jardineros incansables que, está a la vista, saben cuidar de su personalísimo vergel. Y saben, también, cómo disfrutarlo. Todos los días, bajo el centenario aguarubay se sirve el té, siguiendo la más típica tradición inglesa, a las 5 en punto de la tarde. La hora en que la vista se deja llevar y la contemplación del jardín es la verdadera recompensa.


FUENTE: BLOGYDECO

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